lunes, 20 de junio de 2011

El arca de la alianza , el mas grande misterio del antiguo testamento


El arca de la alianza , el mas grande misterio del antiguo testamento




El Antiguo Testamento relata que Moisés, el líder de los israelitas de Egipto, recibió los Diez Mandamientos de Dios en el monte Sinaí.

Los mandamientos, escritos en tablas de piedra, fueron puestos más tarde en un cofre de madera de acacia, recubierto de oro y rematadas con dos ángeles de oro - el Arca de la Alianza.

El arca se guardaba en el Templo de Salomón de Jerusalén durante siglos, de acuerdo con el Antiguo Testamento.




Según la tradición judía y cristiana, el Arca conocida como Arca de la Alianza, Arca del Pacto, o Arca del Convenio (hebreo: ארון הברית), nombrada también como el Arca de Yahveh o Arca del Testimonio, era un objeto sagrado que guardaba las tablas de piedra que contenían los Diez Mandamientos, la vara de Aaron que reverdeció y el Maná que cayó del cielo, representaba la alianza (pacto o convenio) entre Dios y el pueblo judío.

Se trataba de una caja o arca que contenía las dos tablas (los Mandamientos o "Las Tablas De La Ley") que, en la Biblia, fueron escritas por Dios mismo y entregadas a Moisés en el Monte Sinaí, la vara florida de Aarón y un vaso de maná. 

Se guardaba en el Templo de Jerusalén y se llevaba al frente de batalla cada vez que había una guerra. El Arca simboliza la unión de Yahveh con el pueblo, y a ello debe su nombre. Se cree que desapareció con la destrucción del templo de Jerusalèn por el rey Nabucodonosor II




Según se detalla en la Biblia, el Arca estaba hecha de madera de acacia negra, revestida por dentro y por fuera con láminas de oro puro. Medía 2,5 codos de longitud y 1,5 de ancho y alto, o sea 1,31 m de largo por 0,78 m de alto y ancho. Una guirnalda de oro la rodeaba en su parte superior. A ambos lados llevaba fijos cuatro anillos de oro, a través de los cuales se insertaban dos pértigas de acacia recubiertas también de oro. Sobre la tapa del cofre o propiciatorio descansaban dos querubines, igualmente dorados.
Los querubines eran dos figuras aladas que bien podrían ser, según ciertas teorías, figuras humanas con la cabeza cubierta, pero con brazos alados o bien, según otra doctrina, tendrían apariencia zoomórfica, tal vez parecida a las figuras descritas en la Biblia tras la visión de Ezequiel (Ezequiel, 1.6.7 y 10), o bien como los toros alados asirios de Nínive o Kirubi. Sea cual fuera la forma que tuviesen, distan mucho del querubín angelical ofrecido por el Cristianismo, y que remonta sus orígenes a las representaciones helenísticas de niños. Los querubines del Arca extendían las alas con tendencia a tocarse las puntas, de modo que el espacio que quedaba entre las figuras y el propiciatorio formaba un triángulo sagrado. Ese espacio abierto se llamaba oráculo, y era mediante el cual se comunicaba Yaveh.

El Arca estaba situada en el sancta sanctorum o lugar más sagrado del tabernáculo o del Templo. Su utilidad fue variada, pues esta no sólo estaba destinada a contener elementos sagrados, como Las Tablas de la Ley, el gomor de maná y la vara de Aarón, sino que además tenía fama de ser un arma capaz de proteger al pueblo elegido, siendo brazo ejecutor de los castigos de Yaveh. Los significados del Arca iban más allá de lo simbólico: tener el Arca era tener a Dios.
El arcaico y arcano cofre era una manifestación física de la presencia de Yaveh y fue un medio eficaz para mantener a los judíos lejos de la idolatría. Se recurría a su auxilio en tiempos de guerra, concretamente en la conquista de Canaán.

Su transporte y cuidado estaba reservado a la tribu de los levitas. Ella abría la marcha durante los años de expedición por el desierto y estaba siempre a la cabeza del pueblo (salvo excepciones). Al plantar el tabernáculo, un velo la separaba del santuario, y al levantar la marcha, los levitas la envolvían en aquel velo (posiblemente el tentorium): todo iba envuelto en una piel teñida de azul y en otra de color jacinto.

El arca del pacto o alianza, era un ícono donde la presencia de Yaveh mismo residía. Los antiguos hebreos, le tenían tal reverencia al arca, que su morada era el lugar Santísimo del tabernáculo de Dios, a donde nadie podía entrar sino el Sumo Sacerdote una vez al año; portando incienso y sangre de cordero sobre sí para no perecer a causa de la Presencia de Dios,
Actualmente los judíos tienen en sus sinagogas un cofre donde guardan la Torá y el cual representa el Arca de la Alianza, habitáculo que alberga la palabra de Yaveh


También está presente igualmente como objeto sagrado en la religión de la Iglesia ortodoxa etíope; y para los cristianos católicos romanos se simboliza místicamente a través de la Virgen María. Para los cristianos existe un episodio especial durante la muerte de Jesús en la cruz del Calvario, cuando el enorme velo del templo se rasgó por la mitad. Su significado; El Lugar Santísimo estaría de ese momento en adelante, accesible para todo aquel que quisiese acercarse a la Presencia de Dios, la antigua alianza ya no tenía valor según la segunda carta a los corintios 3:14 puesto que Él, El Cordero había derramado su sangre una vez y para siempre, y había hecho de los suyos sacerdotes de Dios

La Biblia indica que el Arca fue mandada a construir por Moisés y el diseño de la misma ordenada según Yahveh lo había dispuesto, usada en la conquista de Canaán y con la cual Josué consiguió abrirse paso en las aguas del Jordán al contacto de éstas con el Arca, y durante siete días fue paseada en torno de Jericó, que cayó luego en poder de dicho caudillo.

El Arca fue fijada en Silo. Durante la época de Elí y Samuel, sucedió uno de los episodios más impresionantes del que se cuenta acerca del Arca de Dios. Durante una cruenta guerra contra los filisteos fue llevada al campamento israelita con el objeto de levantar la moral de los guerreros. Pero después de una trágica derrota del pueblo hebreo, donde también murieron los dos hijos del juez y sacerdote israelita Elí, los filisteos la tomaron como un valiosísimo trofeo, dando lugar a un verdadero luto en todo el país de Israel. En poder de aquellos estuvo unos meses, aconteciendo que desde el momento que fue llevada al templo de la gigantesca estatua del dios Dagón en Asdod, éste quedó dos noches consecutivas postrado delante del Arca, solo que la segunda vez decapitado y sin las manos, a lo que siguió una ola de estragos, desastres y plagas azotando todo aquel país. Los filisteos, horrorizados por aquellos sucesos, habrían dejado que el Arca fuese sola en un carro tirado por dos vacas. Después los animales pararon en Bethsames: varios habitantes de aquel lugar murieron por el trato poco reverente que dieron al objeto sagrado.

De allí fue trasladada a Gabaá. Luego Saùl la habría utilizado en la campaña contra los filisteos. Posteriormente David con un acompañamiento solemne la habría trasladado a Sión. Sin embargo, de camino a Sión habría ocurrido un accidente: Uza, un encargado del Arca, quiso sostenerla en un momento de bamboleo y cayó muerto de repente. David atemorizado la dejó durante 3 meses en casa de Obededom. Seguidamente, desde Sión la reliquia fue instalada en el majestuoso templo de Salomón en tiempos de su reinado en Jerusalén.

Luego, desde que Nabucodonosor, rey de Babilonia, invadió Jerusalén, destruyendo el templo y saqueando todos los objetos valiosos del mismo, el Arca prevenidamente fue llevada y colocada en un lugar seguro y secreto antes de la invasión y posterior deportación de los judíos. Precisamente -en ese tiempo de la destrucción del Templo- Jeremías es el profeta ungido responsable de hablar. Según el registro de los Macabeos, Jeremías tomó el Arca -lo cual representaba el trono de Dios- para ocultarla en el Monte Nebo:


Leamos en 2 Macabeos 2:4-8 =
"El profeta, después de una revelación, mandó llevar consigo la Tienda y el Arca; y cómo salió hacia el monte donde Moisés había subido para contemplar la heredad de Dios. Y cuando llegó Jeremías, encontró una estancia en forma de cueva; allí metió la Tienda, el Arca y el altar del incienso, y tapó la entrada. Volvieron algunos de sus acompañantes para marcar el camino, pero no pudieron encontrarlo. En cuanto Jeremías lo supo, les reprendió diciéndoles: "Este lugar quedará desconocido hasta que Dios vuelva a reunir a su pueblo y le sea propicio. El Señor entonces mostrará todo esto; y aparecerá la gloria del Señor y la Nube, como se mostraba en tiempo de Moisés, cuando Salomón rogó que el Lugar fuera solemnemente consagrado".
Jeremías diría que esa Arca, el antiguo "trono de Dios", perdería importancia hasta la "Segunda Venida". Entonces será expandida a fin de incluir enteramente a un pueblo:
"Y sucederá que en aquellos días... -declara el SEÑOR- no se dirá más: "Arca del pacto del SEÑOR"; no les vendrá a la mente ni la recordarán, no la echarán de menos ni será hecha de nuevo. En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: "Trono del SEÑOR"; y todas las naciones acudirán a ella, a Jerusalén, a causa del nombre del SEÑOR; y no andarán más tras la terquedad de su malvado corazón." (Jeremías 3:16-17)
Pero verdaderamente su ubicación, es un misterio, Actualmente existen diversas teorías sobre la ubicación actual del Arca de la Alianza. Entre ellas destacan las tres más conocidas, las cuales se citan a continuación:
El Libro II de los Macabeos, cap. 2, ver. 4-10), contiene referencia de unos escritos que mencionan que el profeta Jeremías "siendo advertido por Dios" antes de la invasión babilónica, movió el Arca desde el Templo, y la hizo enterrar en una cueva del Monte Nebo.
En este sentido, cabe mencionar que, a partir de esta ubicación, existen numerosas teorías o historias "no probadas" y sin fundamento serio, que postulan que posiblemente habría sido encontrada e incluso posiblemente llevada a algún otro lugar, el cual depende de la versión de cada teoría o historia.

La tribu africana Lemba, la cual presume de ascendencia judía, ha afirmado en sus tradiciones que sus antepasados, cuando llegaron al sur de África, trajeron consigo una reliquia sagrada llamada Ngoma lungundu o "la voz de Dios", la cual estuvo un tiempo escondida en una cueva profunda en las montañas Dumghe, su hogar espiritual hasta que fue llevada a un museo, donde se encuentra actualmente.
A partir de ello, el investigador Tudor Parfitt, que tiene un enfoque literalista de la historia bíblica, postula en su investigación que el Ngoma lungundu está relacionada con el Arca. Su hipótesis se basa en que el objeto descrito por el pueblo Lemba posee atributos similares al Arca, tales como que el Ngoma lungundu es de tamaño parecido, que fue trasladado sólo por los sacerdotes, que no se le permitió tocar el suelo, que fue venerado como una voz de su Dios, o que se utilizó como un arma de gran poder.
Parfitt analizó este artefacto con radio-carbono, datándolo en una fecha aproximada al año 1350, lo que coincidió con el repentino final de la Gran Zimbabue. Parfitt sugiere que la Ngoma lungundu que se encontró, es la descendiente de la Bíblica Arca, y que ésta fue reconstruida a través de la historia. Parfitt ofrece la sugerencia de que el Arca bíblica, al igual que la Ngoma lungundu, era una estructura de madera cubierta con un pedazo de cuero, y que siempre ha sido un tambor, así como un arma de algún tipo, al igual que el Ngoma. Sin embargo, esta última hipótesis es rechazada por otros arqueólogos e historiadores, al no poder ser probada
En 1989, un periodista británico, Graham Hancock, aseguró que la legendaria Arca Perdida no se encontraba perdida sino a salvo en un templo de Etiopía. Posteriormente han aparecido pruebas arqueológicas que han sustentado esta teoría. Esta teoría se basa en relatos pertenecientes a la iglesia cristiana Copta en Etiopía, que indican que el Arca de la Alianza habría sido trasladada secretamente hacía más de 1000 años. (650 a.c.).

Cuenta el libro sagrado de Etiopía, el Kebra Nagast, que en tiempos de Salomón, la Reina de Saba visitó Jerusalén atraída por la sabiduría de su Rey. La Reina de Saba comenzó a ejercer una irresistible atracción sobre el hijo de David, quien pese a sus riquezas e inteligencia no lograba seducir a la bella soberana. Llegaba la hora de su partida a Saba y Salomón consiguió arrancarle una promesa: que en el caso de que se llevase consigo algún bien preciado del reino, consentiría a cambio yacer con él una sola noche. La víspera del viaje, Salomón ofreció a su invitada una cena de exquisitos manjares. Astutamente ordenó que se sazonaran con abundante sal y picantes especias. Tras los postres, la reina tuvo que beber abundante agua para calmar la sed. ¡Qué bien es el más preciado sino el agua! Rota la promesa, la reina de Saba cumplió y de aquella única unión nació Menelik I futuro rey de Etiopía. Relatos indican que años más tarde el joven Menelik fue enviado para recibir educación a casa de su padre en Jerusalén. Pocos años después, a pesar de los esfuerzos de Salomón para que su hijo se quedara, Menelik regresó a Etiopía. La tradición cuenta que, seducido por sus ayudantes, se llevó consigo el Arca (algunas teorías postulan que para poder llevarse el arca existió un posible cambio del arca original por el de una copia del arca que Menelik debía llevarse; siendo posiblemente que esa copia sea el arca que se dice fue ocultada en Jordania; otras teorías, en cambio, postulan la posible existencia de dos arcas originales o que tenían la misma importancia, en donde en cada una se guardó posiblemente una de las Tablas de la Ley, siendo una de ellas la que fue llevada a Etiopía).

Posteriormente los relatos indican que permaneció primeramente en un templo en la isla de Elefantina cerca del río Nilo. Luego se relata cómo el Arca de la Alianza habría sido colocada en una especie de tabernáculo en la isla de Tana Cherkos (Tana Kirkos), ubicada en el lago Tana (lago Tano), donde permaneció durante 800 años.
Los relatos señalan que pasado estos 800 años, el rey Ezana de Etiopía decidió trasladar el arca a Axum, siendo finalmente guardada en la Iglesia de Nuestra Señora de Sión. Según los etíopes, es el lugar en donde hasta hoy en día aún permanece y es cuidada por un sacerdote. Este sacerdote, según sus tradiciones, sería un descendiente de uno de los levitas, quienes ayudaban a trasladar y cuidar el Arca en sus viajes. Este sacerdote es la única persona a quien se le permite ver el Arca de la Alianza guardada en la iglesia de Nuestra Señora de Sión, al igual que ocurría con los levitas según la tradición judía; es por ello que no se ha podido ratificar su permanencia real en esta iglesia, aunque todas las pruebas arqueológicas indicarían que esta teoría sería auténtica. Entre las variadas pruebas arqueológicas, hay reliquias pertenecientes al pueblo judío de la época del arca, y que pertenecerían al templo de Jerusalén

Esta última teoría además se sustenta en que extrañamente el Arca es el punto central del culto y la adoración cristiana en Etiopía: cada uno de los 20.000 templos de Etiopía contiene una réplica del Arca de la Alianza. El libro sagrado de Etiopía, el Kebra Nagast cuenta la historia del traslado del Arca, gracias a Menelik I. Cuando el Rey Salomón se dio cuenta del robo pensó en enviar un ejército a perseguir a su hijo, pero él también soñó que era la voluntad de Dios y mantuvo la desaparición del Arca en secreto. La versión respecto a Makeda y Salomón, en la tradición judío ortodoxa de la falasha de Etiopía, es prácticamente idéntica a la del Kebre Negest. A pesar de ser una historia desestimada por los historiadores occidentales, los etíopes la aceptan sin dudar. Están convencidos que el Arca original fue llevada a Axum en el primer milenio antes de Cristo y que permanece ahí desde entonces.

Recientemente, el Abuna de Etiopía (Iglesia ortodoxa etíope) afirma haber visto el Arca de la Alianza

El monte Nebo (en hebreo: הר נבו, en árabe: جبل نيبو) es un pico de 817 metros situado en el oeste de la Jordania actual. La historia bíblica del último capítulo de Deuteronomio 34:1 narra cómo Moisés, negada la entrada de la Tierra Prometida a la que dirigió a los israelitas desde Egipto, vio la tierra de Canaán desde la cima de la montaña antes de morir.
El lugar exacto del bíblico monte Nebo no se conoce, pues el lugar descrito en la Biblia es para unos el monte Sinaí y para otros las montañas Abarim, al este de la desembocadura del río Jordán en el mar Muerto. En estas alturas en el oeste del Jordán, se observa Jerusalén en un día claro.

El Reino de Aksum (o Axum) fue un importante reino comerciante del noreste de África entre los siglos I d. C. y X d. C. que se expandió desde los montes de la actual región de Tigray hasta abarcar gran parte del norte de la actual Etiopía, ciertas regiones fronterizas de Sudán, la mayor parte de Eritrea y parte de la costa occidental de la península Arábiga. Participó activamente en los intercambios comerciales entre la India y el mundo mediterráneo y sirvió de punto de encuentro entre el subcontinente indio y el Imperio romano. Con la caída de Roma y la expansión del Islam el reino, que había adoptado la religión cristiana, quedó aislado y entró en declive. En ocasiones se le ha confundido con el vecino reino de Saba del que se habla en la Biblia y el Corán y durante la Edad Media la tradición popular lo convirtió en el mítico reino del Preste Juan. Basándose en la identificación con el reino de Saba los sucesivos emperadores de Etiopía se consideraron descendientes del rey Salomón de Israel y reyes de Axum hasta la abolición de la monarquía en el año 1974. El recinto arqueológico de la actual ciudad de Aksum fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1980.

Por que tenía tantos poderes esta arca,
Tenía poderes legendarios: detener el curso de los ríos y aplastar montañas, infringir y destruir ejércitos enteros. Durante la campaña de Josué para tomar la ciudad de Jericó, el Antiguo Testamento narra la historia del Arca y del ejército: por seis días consecutivos un grupo elegido de sacerdotes marcho en torno a la ciudad con el Arca en hombros, al séptimo día terminaron siete veces alrededor del Arca y entonces al dejar oír sus trompetas los muros de Jericó cayeron.

En más de 200 referencias el Antiguo Testamento describe en detalle los sorprendentes poderes del Arca. Durante cientos de años los hebreos la llevaron consigo de un lado al otro. Cuando el rey David comenzó su reinado a finales del siglo XI antes de nuestra era, hizo traer el Arca a una aldea en un monte, en la cima había una gran piedra plana y sobre esta David planeaba construir un templo para el Arca, pero David murió antes de que pudiera poner en práctica sus planes y la tarea recayó sobre su hijo Salomón, quien reino desde el 970 al 931 antes de Cristo.



Hay mucho misticismo con respecto a las diversas y posibles ubicaciones del Arca. Se manejan teorías o hipótesis tan variadas como que posiblemente se encontrase cerca de Roma tras el saqueo de Jerusalén por parte de los romanos, y de ahí se conservase o se hubiese sustraído hacia Francia. E incluso que hubiese sido conseguida posteriormente de Jordania por los templarios en sus excavaciones, tras habérsela ocultado a los romanos, y de nuevo los templarios colocaran ésta en distinto paradero.

Los nazis y en concreto Hitler mediante Himmler estubieron buscando el arca de la alianza la cual les llevaria a la victoria final, las escrituras hablan de un artefacto el cual mediante unos ritos judios derribó las murallas de Jericó, liberando al pueblo judio de la opresión, este arca fué buscada por los Templarios y aparentemente encontrada y escondida, era necesario saber el ritual y la palabra secreta que es el nombre de Dios. Hay unos documentos desclasificados y hechos públicos en la década de los noventa por los servicios secretos rusos en los cuales se hace referencia a la Operación Jerió y que supuestamente los alemanes la llegaron a encontrar y a usar sin el resultado deseado, mas bien influyó en el favorable desembarco de Normandía y a la tardía respuesta del ejército alemán. Sobre esto hay escrito un libro, concretamente una trilogía, la trilogía templaria, en el segundo libro se explica de forma de novela los sucesos, estos basados en lo que supuestamente ocurrió. Los alemanes no solo buscaban el arca de la alianza, sino cualquier objeto relacionado con la orden del temple, los teutones germanicos, como la mesa del rey Salomón, el cetro de poder, etc, Himmler era el encargado de la guardia negra de las SS, encargada de estos fines y de la religión basada en ellos.

En su libro La copa esmeralda, un coronel médico norteamericano, Howard Buechner, narra que el Arca de la Alianza, junto con el tesoro de Salomón, llegó a Francia gracias a los visigodos y no a los templarios. Este escritor afirma que el año 70 d.C., como consecuencia de un levantamiento de los judíos, el general romano Tito redujo a escombros la ciudad de Jerusalén y el Templo de Salomón que reformara Herodes.
Tras la destrucción, los romanos realizaron excavaciones para buscar el tesoro del templo, "peinando" también la zona de los establos.
Pues bien: Buechner afirma que tuvieron éxito en sus trabajos y encontraron el Arca, así como otros tesoros de gran valor.

Tras ello, Tito envió el botín a Roma y ordenó erigir en el Foro un monumento que conmemorara la victoria sobre Palestina. En uno de los relieves del Arco de Tito se ve todavía hoy a un grupo de soldados transportando un enorme candelabro de siete brazos, que bien pudiera ser el que acompañaba al Arca en tiempos de Moisés.
A pesar de la gran erosión de las figuras, se puede observar que dos soldados llevan algo suspendido entre dos palos apoyados sobre sus hombros. Para el investigador inglés Michael Baigent esa era el Arca. Según él, una vez en manos romanas pasaría de un emperador a otro hasta la cristianización del Imperio, cuando quizás iría a parar al Vaticano.

Pues bien: en el año 410 d.C., el rey visigodo Alarico se tropezó con ese tesoro durante el tercer asalto a Roma, trasladándolo a Francia y escondiéndolo en el último reducto visigodo, al sur de Carcasona, en la provincia gala del Languedoc, cerca de los Pirineos.
Según Buechner, los visigodos habrían escondido el tesoro en una gruta, donde sería olvidado.
Pero en 1931, el historiador alemán Otto Rahn fue la Languedoc a buscar el Tesoro de salomón. Aunque no se sabe que encontró en esa primera vista, debió ser lo suficientemente relevante como para que Heinrich Himmler lo enviara de nuevo a realizar una exploración más a fondo en 1937, financiado por el partido nazi. Murió poco después y hubo que esperar hasta 1942 a que los nazis fueran derrotados en Rusia para llevar a cabo una misión que parecía imposible.

Todo esto seguira siendo un mito , lo que nunca se sabra donde estar esta reliquia del pasado,








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