jueves, 21 de julio de 2011

Gracias a la batalla de Agincourt, nace un mito, Enrique V de Inglaterra


Gracias a la batalla de Agincourt, nace un mito, Enrique V de Inglaterra

La batalla de Agincourt (o Azincourt) fue una inesperada victoria que las fuerzas inglesas lograron sobre las tropas francesas en el otoño de 1415, en esta población del norte de Francia, en el transcurso de la Guerra de los Cien Años. Agincourt fue un hito clave de ese larguísimo conflicto, que dio inicio a una nueva fase del mismo, en que los ingleses se apoderaron de media Francia.
Superados ampliamente en número —sextuplicados, según algunas fuentes—, los soldados de Enrique V de Inglaterra pretendían restaurar los derechos de su rey sobre el control de los territorios que su corona poseía en Francia.
La Guerra de los Cien Años, que duró en realidad 116, fue el último gran conflicto feudal de la Edad Media. Los condes de Anjou, ahora casa reinante francesa, poseían amplísimos y muy productivos territorios en el oeste y sudoeste de Francia, que por la Batalla de Hastings (1066) pasaron a depender del trono inglés. El control de los ingentes recursos económicos de esas regiones desencadenaría la Guerra de los Cien Años y, en definitiva, conduciría al enfrentamiento crucial en Agincourt.

En 1204 Francia invadió Normandía y despojó a Inglaterra de una de sus provincias más importantes. Bajo Eduardo I estallaron algunas hostilidades entre ambos países, que duraron de 1294 a 1298. Entre 1324 y 1325, se desató un nuevo conflicto con Francia que se conoce como Guerra de San Sardos. En 1329, el rey inglés Eduardo III respondió reclamando la corona de Francia en medio de lo que amenazaba con convertirse de guerra feudal a conflicto dinástico. Felipe VI consiguió adueñarse de Gascuña en 1337, dando origen oficialmente a la Guerra de los Cien Años.

En 1346 los franceses atacaron a Eduardo III en Crecy y en 1356 a su hijo (el Príncipe Negro) en Poitiers, pero en ambas oportunidades fueron derrotados por las fuerzas inglesas. En ese mismo año, los ingleses capturaron al rey francés y a sus nobles, lo que les permitió obtener grandes ventajas en las negociaciones, que determinaron el Tratado de Brétigny (1360), desastroso para Francia.
Finalmente un nuevo rey, fuerte, ambicioso y completamente decidido a obtener lo que, según la teoría inglesa, le pertenecía, hizo su aparición en este lúgubre escenario. Se llamaba Enrique V de Inglaterra y se juramentó a llevar la guerra, por última y definitiva vez, al corazón del territorio enemigo. De este modo, siguiendo sus órdenes, se planeó y ejecutó la operación que concluiría en la batalla de Agincourt.

El 13 de agosto de 1415 Enrique V y su ejército sitiaron el puerto de Harfleur, que no se rindió hasta el 22 de septiembre, casi un mes más tarde. El asedio duró bastante más de lo esperado así que Enrique no se lo pensó dos veces en organizar a sus tropas y dirigirse hacia el puerto de Calais, su objetivo, donde ya estaban colocados los ingleses. Pero para ello había que atravesar gran parte del norte de Francia, cuyos habitantes no creo estuvieran muy contentos con la visita inglesa.

Su ejército estaba destrozado, enfermo y hambriento. Pero por suerte, Enrique V era astuto y militarmente capaz, a parte de que su ejército estaba bien disciplinado y sobrado de experiencia. Enrique, sabedor de que esperar al enemigo no traería más que desesperación y hambre, hizo todo lo que pudo para avanzar lo antes posible hasta Calais, y si se encontraban con los franceses, pues entonces no quedaría otra que luchar.
Un detalle bien importante es el de que Enrique V, desde que desembarcó con sus hombres en el puerto de Harfleur, prohibió a su tropa bajo pena de muerte el pillaje, el saqueo, las violaciones y cualquier tipo de molestias a la población civil porque, para Enrique V, él no estaba invadiendo un territorio sino recuperando lo que fue de Inglaterra.
Inglaterra era bien conocedora de sus propias virtudes. Sabían que contaban con un arma nueva bien destructiva, el arco largo, capaz de lanzar flechas a una velocidad y distancia bastante superior a los estándares militares europeos de la época.
Los franceses sin embargo, tenían sed de heroísmo y se equivocaron al pensar que los arcos ingleses no serían demoledores. Lo que se ofrecía por capturar a nobles ingleses era inimaginable, así que las tropas francesas acudieron seguras y confiadas al combate, quizás bastante más confiados de lo que deberían.

En cuanto a sus generales, el Condestable Carlos d’Albret y el Mariscal Juan de Maingre, llegaron al campo de batalla enfrentados entre sí, conocedores de que su rey Carlos VI llevaba enfermo desde hace décadas, siendo incapaz de dar órdenes militares. Sin una cabeza importante por encima del ejército, afloraron los generales con nuevas ambiciones e ideas, independientes, con sed de reconocimiento y ansias de poder desgraciadamente destruidas por la efectividad y organización inglesa.
Enrique V como rey participó activamente en la batalla. La moral que tuvo que inyectar este detalle en sus tropas tuvo que ser inigualable, porque ha de ser magnífico ver que por una vez, el rey está luchando a tu lado, a vida o muerte, por las mismas causas.
El caso es que la batalla en sí, no duró ni media hora, porque la sombra de flechas fue tan descomunal que de los 800 caballeros franceses que supuestamente deberían haber reventado el frente derecho inglés, sólo llegaron 160. Apoyándose en estas cifras, imagínense lo que perdió la infantería, que no disponía de un caballo para llegar más rápido al enemigo.

Curioso también es el hecho de que una vez terminada la batalla, Enrique V mandó a matar a todos los prisioneros, cosa que sus tropas se negaron al considerarlo poco honorable, así salvando las vidas de los franceses de más alta cuna, como los Duques de Orleans y de Borgoña. Todos los demás fueron brutalmente asesinados, aunque quizás este término no es aplicable cuando hablemos de batallas.

Gracias a estudios cientificos,

El uso de una armadura completa, por parte del ejercito frances,  duplicó la cantidad de energía utilizada en la batalla, según un nuevo estudio en el que voluntarios vestidos como caballeros del siglo 15 fueron hechas para correr en la caminadora. El esfuerzo de llevar la armadura de placas de acero, que entre 30 y pesaba 50 kilos (110 libras-66), se han puesto un peso adicional en cada extremidad y dificultado la respiración del usuario, lo que los más débiles en una pelea. Esto significaba que en gran medida blindados soldados franceses paralizaron pocas posibilidades de avanzar a través de Al terreno pantanoso Hacia más ligera vestido arqueros ingleses en Agincourt en 1415, según los expertos. El agotamiento causado por varios días de marcha, mientras que vestida de pies a cabeza en el metal también puede haber contribuido a la derrota por la Português franceses en la batalla de Crecy en 1346. El estudio, publicado en las Actas de la Royal Society B revista, el primero experimental proporciona evidencia de cómo la armadura del caballero medieval frenado el crecimiento

A pesar de manera significativa superando el ejército Inglés, los franceses fueron derrotados fácilmente por las fuerzas del rey Enrique V en la batalla en el norte de Francia durante la Guerra de los Cien Años.

El ejército francés tenía más hombres de armas, mano a mano los combatientes que llevaban trajes de armadura pesada, mientras que el Inglés había un gran número de arqueros que estaban más ligeramente vestida.

El Dr. Graham Askew, de la Universidad de Leeds de la Facultad de Ciencias Biológicas, quien dirigió el estudio, dijo: "Debido a que los franceses llevaban armadura completa, pesada y el terreno era tan fangosa, por el momento en que llegaron a los enemigos que se han agotado y fáciles de matar. "


Los historiadores han atribuido la victoria Inglés a una serie de causas, incluyendo el agotamiento de las tropas francesas, el uso del ejército Inglés del arco, y el campo de batallas estrechas, fangosas.

Los investigadores vestidos cuatro intérpretes lucha histórica de la Armería Real en Leeds con armadura réplica del siglo 15, y los puso a caminar y correr programas en una cinta.

Las pruebas en su respiración y los patrones de paso demostró que la energía necesaria para caminar en la armadura fue de 2,1 a 2,3 veces superior a la normal, durante la ejecución fue de 1,9 veces más duro.

Esta tasa fue superior a la media de 1,4 veces el aumento de la masa corporal de los voluntarios por el peso de la armadura, que muestran que la cepa de usar el atuendo de batalla completo se redujo a su posicionamiento en el cuerpo, y no sólo su peso.

Dr. Askew dijo: "La realización de este tipo de reparto de la carga en todo el cuerpo requiere mucha más energía que tiene el mismo peso en una mochila.

"En una armadura, las extremidades se cargan con el peso, lo que significa que se necesita más esfuerzo para el swing con cada paso."


Las placas de pecho y la espalda en un traje de armadura también han aumentado la carga sobre los músculos utilizados para respirar, lo que hace más difícil respirar profundamente para tomar, agregó.
La estación propicia acababa y ya se habían agotado los víveres y suministros del ejército inglés. Si bien había infligido una espantosa derrota a sus oponentes, Enrique V y su ejército, agotado y hambriento, se dirigió lo más pronto posible hacia Calais, plaza fortificada en manos inglesas y a donde llegó pasados tres días. En Calais aguardó durante quince días a que el tiempo mejorara en el Canal, pudiendo embarcarse finalmente hacia Inglaterra en noviembre. Desembarcó en Dover el 16 de noviembre y entró como héroe en Londres el 23.

Sin embargo, no era aún "rey de Francia e Inglaterra". Tal vez hubiera podido llegar hasta las murallas de París algunos días después de Agincourt, pero no debe olvidarse que su ejército no disponía de equipos de asedio, y que era muy improbable que con sus menguadas fuerzas pudiera someter a una gran ciudad fortificada y a su numerosa guarnición. Se impuso, pues, la prudencia.
Hubo de esperar cinco años más, hasta firmar el Tratado de Troyes, (1420) entre Inglaterra y Francia, para que el rey Carlos VI aceptara casar a su hija menor Catalina con Enrique y reconocerle como su heredero al trono de Francia. Para colmo, Enrique murió antes que su enemigo (31 de agosto de 1.422), lo que complicó aún más la sucesión y prolongó la Guerra de los Cien Años hasta 1453.
La guerra continuó con largos sitios (Caen y Ruán, otra batalla en Harfleur) y numerosos avatares que favorecieron ora a un bando, ora a otro.

Los franceses no pudieron recuperarse de Agincourt: allí habían perdido cinco duques, doce condes, seiscientos barones y multitud de caballeros, cortesanos y otros dirigentes. La estructura política, económica y militar de Francia había sido descabezada, y esta circunstancia produjo una confusión que permitiría a los ingleses ganar tiempo y ejercer una hegemonía sobre el territorio continental francés que llevaría décadas neutralizar

Enrique V de Inglaterra fue un rey inglés, nacido en el castillo de Monmouth el 16 de septiembre de 1387, como el segundo hijo —el primogénito, Eduardo, murió al nacer en 1382— de Enrique, duque de Lancaster —luego Enrique IV— y de María de Bohun. Al acceder al trono su padre, tras deponer a Ricardo II (1399), se convierte en príncipe de Gales y heredero del trono inglés.
Enrique V fue nombrado caballero en dos oportunidades. La primera fue a los 12 años de edad, en medio de un campo de batalla irlandés (1399), por la espada de Ricardo II. El rey inglés llevaba al joven Enrique al combate en calidad de rehén para garantizar el buen comportamiento de su padre Enrique de Lancaster, opositor político de la corona. Prisionero y todo, el muchacho demostró su valor contra los rebeldes irlandeses, lo que le valió este primer espaldarazo. La segunda oportunidad fue por su padre Enrique IV (que ya había derrocado y hecho asesinar a Ricardo II y usurpado el trono), un día antes de la coronación de aquel y de su propia ascensión al Principado de Gales.
Al año siguiente, 1400, Enrique IV mandó a su hijo a reprimir una gran rebelión de un jefe galés que reclamaba para sí el principado. En menos de dos años, el joven consiguió sofocar la rebelión, incluyendo los ejércitos de dos jefes ingleses que se habían plegado a ella. De los guerreros galeses aprendería el joven Enrique las tácticas guerrilleras que más tarde aplicaría en Francia.

Azincourt (antiguamente Agincourt) es una aldea francesa ubicada en el departamento de Paso de Calais, en la Francia septentrional.
Muy pequeña (290 hab. en 2006) y situada a 200 kilómetros de París y 75 al sudeste de Calais, Azincourt se encuentra junto a la autopista D928.
La aldea alcanzó celebridad en la Edad Media por la importantísima Batalla de Agincourt (1415) que libraron en sus inmediaciones los ejércitos inglés y francés en el marco de la Guerra de los Cien Años.


Fuentes:

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