martes, 16 de agosto de 2011

La fiesta de "Ferragosto", fiestas impuestas por Augusto


La fiesta de "Ferragosto", fiestas impuestas por Augusto




Como cada año por estas fechas, la fiesta de "Ferragosto" deja vacías las calles de las principales ciudades italianas y como por arte de birlibirloque traslada la vida al litoral, donde familias al completo celebran alrededor de la mesa una de las fiestas más importantes del año en el país.
Desde la pasta al horno, hasta los platos de pescado o marisco tradicionales de las zonas costeras, la comida es la auténtica protagonista en las celebraciones que se llevan a cabo el 15 de agosto en Italia.
El menú puede variar según regiones y gustos pero la tradición se mantiene férrea. "Ferragosto" se vive en familia desde sus orígenes, cuando aún era una fiesta pagana con la que los campesinos celebraban el fin de las labores agrícolas.


El término actual deriva de la voz latina "Feriae Augusti", la fiesta instaurada por Augusto en el siglo I a.C. y a la que la Iglesia Católica dio posteriormente un sentido religioso, celebrando ese día la festividad de la Asunción de la Virgen.
Así, varias procesiones recorren también Italia en ese día, como la conocida procesión de las Varas de Messina, en Sicilia, o el desfile de las velas en la localidad sarda de Sassari.


Para los más afortunados, el éxodo festivo comienza días antes y "Ferragosto" se convierte en un día más del calendario de vacaciones.
De ello dan buena cuenta las filas interminables que se registran en las entradas de las principales localidades costeras y en las salidas de las ciudades en los días previos y posteriores al quince de agosto.


Este año, los que decidan viajar por carretera deberán prestar atención al nuevo plan de tráfico que entró en vigor hace apenas unos días y que prohíbe vender alcohol en las autopistas entre las diez y las seis de la mañana o la posibilidad de elevar el límite de velocidad a los 150 kilómetros por hora en algunas carreteras.
Todo para facilitar el desplazamiento de las miles de personas que huyen literalmente de la ciudad hacia la costa.


Y es que la palabra "Ferragosto" es parte de la cultura y de la sociedad italianas y se ha convertido en una voz casi mágica, que tradicionalmente se asocia con vacaciones de sol y playa y la posibilidad de escapar durante unos días del calor estival de la ciudad.
El término Ferragosto, deriva de la frase latina Feriae Augusti ( el descanso de Augusto), lo que indica una fiesta instituida por el emperador Augusto en el año 18 aC que se añadió a las fiestas actuales y antiguos caer en el mismo mes que la Consualia, para celebrar el final de los principales cultivos y labores agrícolas.




Durante las celebraciones, en todo el imperio se organizaron carreras de caballos y animales de tiro, asnos y mulas, fueron dispensados ​​del trabajo y estaba adornada con flores. Estas antiguas tradiciones siguen vivas hoy en día, prácticamente sin cambios en la forma y la participación en el "Palio de la Asunción", que se lleva a cabo 16 de agosto en Siena.

En esta ocasión, los trabajadores ofrecen a sus deseos a los propietarios, a cambio de una propina: la costumbre se arraigó profundamente, tanto es así que durante el Renacimiento se convirtió en obligatoria por los decretos papales.

Il palio di asuncion. Trata de diecisiete barrios, diecisiete blasones, diecisiete Santos patronos que vigilan sus jinetes y caballos y una plaza de toba, la del Campo de Siena, que en dos ocasiones, se llena de millares de personas para asistir a un evento que, para los sienenses, representa juego y vida verdadera: el Palio.

Las dos celebraciones del Palio se celebran anualmente el 2 de julio para el Palio de la Madonna de Provenzano y el 16 de agosto para el Palio de la Assunta (palio de la Asunción). Y para vivir plenamente las emociones del Palio, hay que vivir todos los momentos, desde cuatro días antes a la carrera en la Piazza del Campo.
El Palio para los del barrio sienense comienza con la “tratta”, momento en que se asigna por sorteo a los barrios los caballos que correrán el día del Palio. Siguen días de prueba, de acuerdos entre barrios aliados y de estudio de los adversarios, hasta alcanzar la fatídica cita, el momento de la verdad, de los gritos de apoyo, de la gloria y de la desesperación.


Sí, porque el Palio para los sieneses es todo esto: poder llevar altos los colores del barrio sobre la bandera y festejar la victoria del “Drappellone” durante toda la noche en las calles del propio barrio.
Y cuando, el día del Palio, el “Sunto” (la gran campana de la torre del Mangia), suena por segunda vez en las calles de Siena, se encienden los ánimos: llega el momento del cortejo histórico y de la bendición de los corceles en los oratorios de cada barrio.


Para el Palio de la Assunta, correrán los barrios de Valdimonte o Montone, Drago, Istrice, Civetta, Aquila, Chiocciola y Nicchio, a los que se añadirán los que no han participado en el pasado año: Tartuca, Torre y Giraffa.
Y después la carrera, cuando el triquitraque anuncia la salida de las tres vueltas a la plaza, en una sucesión de resbalones, caídas y gritos que invaden toda la ciudad sienense. Y solamente uno será el barrio que, durante la noche, podrá enorgullecerse de la victoria del Drappellone, Cencio, “Palio” o “Pallium”, como se quiera llamar, la bandera con la iconografía de la Virgen: el deseado premio que todos los del barrio desean tener.




Caius Iulius Caesar Augustus (Roma, 23 de septiembre de 63 a. C. – Nola, 19 de agosto de 14 d. C.), en español Cayo Julio César Augusto y conocido como César Augusto, fue el primer emperador del Imperio Romano. Gobernó entre 27 a. C. y 14 d. C., año de su muerte, convirtiéndose así en el emperador romano con el reinado más prolongado de la Historia (en total, 44 años de mandato).
Nacido bajo el nombre de Cayo Octavio Turino, fue adoptado por su tío abuelo Julio César en su testamento, en el año 44 a.C . Desde ese instante hasta 27 a. C. pasó a llamarse Cayo Julio César Octaviano. En 27 a. C. el Senado le concedió usar el cognomen de «Augusto», y por consiguiente se convirtió en Cayo Julio César Augusto. A causa de los varios nombres que ostentó, es común llamarlo «Octavio» al referirse a los sucesos acontecidos entre 63 y 44 a. C., «Octaviano» de 44 hasta 27 a. C. y «Augusto» después de 27 a. C. En las fuentes griegas, Augusto es conocido como Ὀκταβίος («Octavio»), Καῖσαρ («César») o Αὔγουστος («Augusto»), dependiendo del contexto.


El joven Octavio se convirtió en heredero de Julio César tras el asesinato de éste en 44 a. C. Un año después, en 43 a. C., conformó junto a Marco Antonio y Lépido una dictadura militar conocida como el Segundo Triunvirato. Como triunviro, Octaviano gobernó Roma y la mayor parte de sus provincias como un autócrata, haciéndose con el poder consular tras las muertes de los cónsules Aulo Hircio y Pansa y haciéndose reelegir a sí mismo todos los años. Tiempo después, el triunvirato se iría rompiendo ante las ambiciones de sus creadores: Lépido fue obligado a exiliarse, mientras que Marco Antonio terminó suicidándose tras su derrota en la batalla naval de Accio frente a la flota de Octavio, dirigida por Agripa en 31 a. C.


Con la desaparición del Segundo Triunvirato, Octavio restauró los principios de la República Romana, con lo que el poder gubernamental pasó a establecerse en el Senado, aunque en la práctica él retendría su poder autocrático. Pasaron varios años para que se llegara a determinar la estructura exacta por la cual una entidad republicana podría ser dirigida por un único gobernante; el resultado pasó a conocerse como el Principado El título imperial nunca llegó a considerarse como un cargo similar a lo que había significado la dictadura romana de la República, y que César y Sila habían ostentado con anterioridad; Augusto rechazó formalmente dicho cargo después de que la sociedad romana «le rogara que asumiera la dictadura». Por ley, Augusto contaba con toda una colección de poderes perpetuos conferidos por el Senado, incluyendo aquellos relativos al tribuno de la plebe y el censor. Ocupó el consulado hasta 23 a. C. Por otro lado, su poder real fue creciendo gracias a su poder económico y a los recursos obtenidos de sus conquistas, creando relaciones de clientela a lo largo del Imperio Romano y ganándose la lealtad de muchos soldados y veteranos militares, la autoridad implícita en los muchos honores y títulos que le eran concedidos por el Senado, y el respeto de la gente. El control de Augusto sobre la mayoría de las legiones de Roma existentes supuso una amenaza armada que podía ser usada contra el Senado, permitiéndole de esta forma coaccionar las decisiones del mismo. Con este poder para eliminar la oposición senatorial mediante el uso de armas, el Senado pasó a adoptar un perfil dócil hacia su estatus soberano. Su reinado por medio del clientelismo, el poder militar y la acumulación de los cargos propios de la extinta República, se convirtió en el modelo a seguir para los posteriores gobernantes.


El mandato de Augusto inició una era de paz relativa conocida como la Paz romana o Pax Augusta (en su honor). Salvo por las constantes guerras fronterizas, y con la excepción de una guerra civil de sucesión imperial que duró un año, la sociedad del Mediterráneo gozó de un ambiente pacífico durante más de dos siglos. De igual forma, Augusto expandió el Imperio Romano, asegurando en el proceso sus fronteras mediante la subordinación a Roma de las regiones circundantes. Además, celebró un acuerdo de paz con el Imperio Parto —el más poderoso de sus vecinos— por la vía diplomática, reformó el sistema tributario romano, desarrolló redes de caminos que contaban con un sistema oficial de mensajería, estableció un ejército permanente (así como un pequeño cuerpo de marina), y creó la Guardia Pretoriana junto a fuerzas policiales de seguridad, tanto para mantener el orden como para combatir los incendios en Roma. Resulta destacable añadir que gran parte de la ciudad se reconstruyó bajo su reinado.


Tras su muerte en 14 d. C., el Senado lo divinizó, siendo posteriormente adorado por el pueblo romano. A manera de legado, sus nombres «César» y «Augusto» serían adoptados por todos los emperadores posteriores, y el mes de Sextilis sería renombrado «Agosto» en su honor. Asimismo, sus logros son relatados en un documento conocido como «Los escritos de Divino Augusto» que, a petición del propio Augusto, fue grabado en un par de pilares de bronce y colocado enfrente de su mausoleo, llegando tiempo después a tallarse en gran cantidad de edificaciones, muchas de las cuales han sobrevivido. No obstante, este material es considerado poco objetivo históricamente, y más bien es tratado como un escrito publicitario cuyo objetivo es ofrecer una visión idílica del principado ejercido por Augusto. Tras un largo proceso para solventar los problemas en torno a su heredero, César Augusto fue sucedido por su hijastro Tiberio.


Las Consualia o Consuales Ludi eran unas fiestas romanas instituidas por Rómulo en honor de Consus (dios que protege las reservas de grano en los graneros y silos subterráneos, pero también de los consejos).
Se celebraban dos veces al año, en la mitad de Sextilis, el 21 de agosto, tras finalizar la siega de la cosecha y el 15 de diciembre, fin de la vendimia. Los rituales se llevaban a cabo ante un altar subterráneo del Circo Máximo (altar de Consus), que se portaba a la superficie durante la fiesta.
Como la cosecha era almacenada en silos subterráneos, el templo de Consus también estaba bajo tierra. De esta manera, el santuario se cubría con tierra todo el resto del año y se descubría sólo para esos días. Marte, como protector de las cosechas, también era honrado esos días, al igual que los Lares, los dioses del hogar de las familias.


Durante las celebraciones, a caballos, mulas y asnos se les eximía de trabajar y eran llevados por las calles adornadas con flores y guirnaldas. Se llevaban a cabo también carreras de carros en el Circo Máximo, incluyendo una extraña carrera en la que los carros iban tirados por mulas.
Es en el transcurso de esta fiesta, en que se invitaba a los pueblos vecinos, cuando los romanos procedieron al rapto de las sabinas. Al ver la necesidad de aumentar la población de Roma, Rómulo autorizó a cada romano a tomar por la fuerza a las mujeres sabinas, pero sólo de forma adecuada a su condición social. Pero la guerra para vengar esta afrenta fue evitada cuando las sabinas secuestradas intervinieron y aceptaron voluntariamente a sus maridos romanos, que habían tenido el cuidado de tratarlas dignamente.De aquí sale la idea de estratagema (consilium en latín) y que ha dado nombre al dios Consus, asimilado a Neptuno (según Tito Livio) y a la fiesta.


Cuatro días más tarde a las fiestas en honor de Consus se celebraban las de Ops, diosa de la abundancia, también diosa agrícola: la Opiconsivia el 25 de agosto y la Opalia el 19 de diciembre. En realidad, la Opiconsivia y la Opalia se suelen asimilar.


Fuentes:


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