viernes, 30 de septiembre de 2011

El etanol. Milagro brasilero,


El etanol. Milagro brasilero,



El compuesto químico etanol, conocido como alcohol etílico, es un alcohol que se presenta en condiciones normales de presión y temperatura como un líquido incoloro e inflamable con un punto de ebullición de 78 °C.
Mezclable con agua en cualquier proporción; a la concentración de 95% en peso se forma una mezcla azeotrópica.
Su fórmula química es CH3-CH2-OH (C2H6O), principal producto de las bebidas alcohólicas como el vino (alrededor de un 13%), la cerveza (5%) o licores (hasta un 50%).

El etanol es un compuesto químico obtenido a partir de la fermentación de los azúcares que puede utilizarse como combustible, bien solo, o bien mezclado en cantidades variadas con gasolina, y su uso se ha extendido principalmente para reemplazar el consumo de derivados del petróleo.
El combustible resultante de la mezcla de etanol y gasolina se conoce como gasohol o alconafta. Dos mezclas comunes son E10 y E85, con contenidos de etanol del 10% y 85%, respectivamente.

El etanol también se utiliza cada vez más como añadido para oxigenar la gasolina estándar, reemplazando al éter metil tert-butílico (MTBE). Este último es responsable de una considerable contaminación del suelo y del agua subterránea. También puede utilizarse como combustible en las celdas de combustible.
Para la producción de etanol en el mundo se utiliza mayormente como fuente biomasa. Este etanol es denominado, por su origen, bioetanol
El etanol puede producirse de dos formas. La mayor parte de la producción mundial se obtiene del procesamiento de materia biológica, en particular ciertas plantas con azúcares. El etanol así producido se conoce como bioetanol. Por otra parte, también puede obtenerse etanol mediante la modificación química del etileno, por hidratación

El etanol puede producirse a partir de un gran número de plantas, con una variación, según el producto agrícola, del rendimiento entre el combustible consumido y el generado en dicho proceso. Este etanol, conocido como bioetanol, está sujeto a una fuerte polémica: para unos se perfila como un recurso energético potencialmente sostenible que puede ofrecer ventajas medioambientales y económicas a largo plazo en contraposición a los combustibles fósiles, mientras que para otros es el responsable de grandes deforestaciones y del aumento del precio de los alimentos, al suplantar selvas y terrenos agrícolas para su producción, dudando además de su rentabilidad energética.

El etanol se obtiene fácilmente del azúcar o del almidón en cosechas de maíz y caña de azúcar, entre otros. Sin embargo, los actuales métodos de producción de bio-etanol utilizan una cantidad significativa de energía en comparación con la energía obtenida del combustible producido. Por esta razón, no es posible sustituir enteramente el consumo actual de combustibles fósiles por bio-etanol.
Brasil es considerado a menudo un ejemplo en el uso del etanol como energía alternativa, pero el país se ha visto obligado a importar cada vez más ese combustible, pese a ser un gran exportador mundial.
Los factores que transformaron la ecuación brasileña del etanol incluyen un aumento en los costos de producción de caña de azúcar, la base para generar el combustible a nivel local, y una caída de la zafra.
Los expertos prevén que debido a las restricciones de su producción, Brasil deberá importar entre abril de este año y marzo próximo al menos 1.100 millones de litros de etanol anhidro, usado para mezclar con gasolina.

Según la Unión de la Industria de Caña de Azúcar (UNICA) brasileña, esta será una de las mayores compras de ese combustible que el país habrá realizado en el mercado externo en los últimos tiempos.
Esta situación lleva a algunos analistas a preguntarse sobre el porvenir a corto plazo y en el mercado doméstico de un biocombustible que las autoridades brasileñas promovían como una revolución mundial en energía.
"Si el gobierno no toma medidas apropiadas, no se sabe cuál será el futuro del etanol", dijo Adriano Pires, director del Centro Brasileño de Infraestructura (CBIE), una consultora especializada en el mercado de energía, a BBC Mundo.

Brasil es el segundo mayor productor de etanol del mundo, el mayor exportador mundial, y es considerado el líder internacional en materia de biocombustibles y la primera economía en alcanzar un uso sostenible de los biocombustibles. Juntos, Brasil y los Estados Unidos encabezan la producción de etanol, siendo responsables en 2006 por el 70% de la producción mundial y casi el 90% del etanol utilizado como combustible. En 2006 la producción brasileña fue de 16,3 mil millones de litros a cual representa el 33,3% de la producción mundial de etanol y el 42% del etanol utilizado como combustible a nivel mundial. La proyección de la producción total para 2008 se estima en 26,4 mil millones de litros.

La industria brasileña de etanol tiene más de 30 años de historia y utiliza como insumo agrícola la caña de azúcar, emplea modernos equipos, ha desarrollado su propia tecnología, los residuos de la caña son utilizados como para producir energía en el proceso de destilación, por lo cual el precio del etanol brasileño es muy competitivo, y consigue un relativamente alto balance energético (razón energía generado/energía usada en el proceso) que varía ente 8,3 y 10,2 dependiendo del uso de las mejores prácticas. La producción de etanol está concentrada en las regiones Centro y Sur del país, siendo el Estado de São Paulo el principal productor. En estas dos regiones se concentró casi el 90% de la producción brasileña de etanol en 2004, y el casi todo el resto se produce en la Región Nordeste. 

La industria automovilística brasileña desarrolló vehículos que operan con flexibilidad en el tipo de combustible, llamados vehículos de combustible flexible, popularmente conocidos como "flex" en Brasil, ya que el motor funciona con cualquier proporción de gasolina (mezcla E20-E25) y etanol hídrico (E100). Disponibles en el mercado a partir de 2003, estos vehículos resultaron un éxito comercial, y en agosto de 2008 la flota de carros "flex" ya había alcanzado 6 millones de vehículos, incluyendo automóviles y vehículos comerciales livianos, representando un 23% de la flota de vehículos livianos de Brasil. El éxito de los vehículos "flex", en conjunto con el uso obligatorio a nivel nacional de entre 20% y 25% de alcohol mezclado con gasolina convencional (gasohol E25) para los vehículos de motor a gasolina, permitieron que el consumo de etanol superase el consumo de gasolina a partir de abril de 2008. Al considerar los otros combustibles utilizados por toda la flota, principalmente los vehículos con motor diesel, el consumo de etanol destilado de la caña de azúcar en 2006 fue del 18% del consumo total de combustible del sector via

A partir de la Crisis del petróleo de 1973, el Gobierno de Brasil, en una actitud aislada a nivel internacional, creó el programa "Pró-álcool", y así el etanol recibió la atención como biocombustibles de gran potencial. En cuanto el gobierno promovía estudios económicos para producción de alcohol a gran escala, realizando transferencia de tecnología y hasta proporcionando subsidios a las plantas destiladoras de alcohol, la industria automovilística instalada en Brasil en aquella época - Volkswagen, Fiat, Ford y General Motors - adaptaron los motores de los vehículos para funcionar con alcohol como combustible. Así surgieron en el mercado dos versiones de vehículos: con motor 100% movido con alcohol y la versión convencional de gasolina. El primer automóvil a funcionar con 100% de alcohol fue el Fiat 147 en 1978. Desde entonces y hasta 1986, el automóvil de alcohol ganó popularidad entre los brasileños, al punto que la mayoría de los vehículos fabricados por la industria automovilística utilizaban ese combustible. En 1986 la producción llegó a 619.854 automóviles, representando el 76% de todos los vehículos fabricados en ese año.

Para algunos, Brasil es considerado como la primera economía que logró un uso sostenible del etanol, y el modelo a seguir por otros países. Comparado con el etanol producido en Estados Unidos con base en el maíz, la productividad del insumo energético en Brasil es ocho veces mayor que la estadounidense, y la productividad por hectárea es casi el doble: mientras en Estados Unidos se producen entre 3.800 a 4.000 litros de etanol por hectárea plantada de maíz, en Brasil se producen entre 6.800 y 8.000 litros por hectárea plantada de caña de azúcar. En 2006 Brasil destinó solo 1% de su área cultivable para producir el etanol, mientras que Estados Unidos destinó un 3,7% del total de tierras cultivables. Las áreas donde se cultiva la caña de azúcar se concentran el estado de São Paulo, a poco más de 2.500 km de la selva amazónica.


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