jueves, 22 de septiembre de 2011

El libro de la felicidad, obra exquisita


El libro de la felicidad, obra exquisita


Murad III (4 de julio de 1546 – 15 de enero de 1595) rigió como sultán del Imperio otomano desde 1574 hasta su muerte. Era el hijo mayor del sultán Selim II y su concubina Nurbanu (Genevieve Rachel) y sucedió a su padre en 1574. Su ascensión marca el principio de la decadencia del poder otomano, que tan sólo había sido mantenido bajo el reinado de Selim II gracias al genio del todopoderoso Gran Visir Mehmed Sokollu, casado con su tia, la hermana mayor de Selim e hija del Magnifico, a su muerte su sobrino elimino al gran visir y tío político suyo. Ya que Sokollu permaneció en el poder hasta su asesinato en octubre de 1579, la autoridad del sultán Murat III fue socavada ininterrumpidamente por las influencias del harén y las concubinas de palacio. El reinado de Murad estuvo marcado por las continuas guerras con Irán y los Estados cristianos europeos representados por el Reino de Hungría, Transilvania y el Sacro Imperio Romano Germánico, volviendose un personaje de importancia durante la Guerra de los Quince Años y la decadencia económica e institucional otomano empezó a sucumbir.

Este Sultan hizo hace un manuscrito ilustrado que se llamo el libro de la felicidad,

Un manuscrito iluminado o manuscrito ilustrado es un manuscrito en el que el texto es complementado con la adición de decoración, tal como letras capitales decoradas, bordes y miniaturas. En la definición más estricta del término, un manuscrito ilustrado es únicamente aquél que ha sido decorado con oro o plata. Sin embargo, el concepto abarca ahora a cualquier manuscrito con ilustraciones o decoración de las tradiciones occidentales e islámicas.

La decoración de esta página de un Libro de Horas francés, incluye una miniatura, letras capitales decoradas y bordes.

Los manuscritos ilustrados más antiguos que aún perduran son del período 400-600 d. C., elaborados principalmente en Irlanda, Italia, España y otros lugares del continente europeo
La importancia de estas obras está no sólo está en su valor artístico e histórico, sino también en el mantenimiento del complicado alfabetismo medieval. De no haber sido por los escritos de la Antigüedad tardía, el contenido entero heredado de la literatura occidental, de Grecia y Roma, habría desaparecido. La existencia de los manuscritos ilustrados como una forma de dar importancia y conmemoración a los documentos antiguos pudo haber sido, en gran parte, una necesidad de preservación en una época en la que las hordas bárbaras habían arrasado la Europa continental.

La mayoría de los manuscritos sobrevivientes son de la Edad Media, aunque muchos manuscritos ilustrados sobrevivieron del renacentista siglo XV, y un número muy limitado de la Antigüedad tardía. La mayoría de estos manuscritos son de carácter religioso. Sin embargo, especialmente del siglo XIII en adelante, fueron incrementándose cada siglo los textos ilustrados. La mayoría de ellos fueron creados a la manera de los códices, aunque muchos se concibieron enrollados o no pasaron de simples pliegos. Algunos fragmentos de manuscritos ilustrados perduraron en papiro. La mayoría de los manuscritos medievales, ilustrados o no, fueron escritos sobre pergamino, aunque los manuscritos ilustrados suficientemente importantes fueron escritos sobre los de mejor calidad, llamados papel vitela, tradicionalmente elaborado con piel de becerro, aunque a veces otros pergaminos de alta calidad de otras pieles también eran llamados con este término. 

A principios de la Baja Edad Media los manuscritos comenzaron a ser elaborados en papel. Los primeros libros impresos fueron a veces confeccionados dejando espacios para miniaturas, o letras capitales decoradas, o decoraciones en el margen, pero la introducción de la imprenta contribuyó al rápido declive de la ilustración. Los manuscritos ilustrados continuaron produciéndose a principios del siglo XVI, pero en cantidades mucho más reducidas, sobre todo para los más pudientes.
Los manuscritos ilustrados son los textos sobrevivientes más comunes de la Edad Media. Ellos son también los mejores ejemplares sobrevivientes de pintura, y los mejores preservados. De hecho, en muchos lugares y por mucho tiempo, fueron los únicos ejemplos de pintura que perduran.


En la segunda mitad del siglo XVI los dominios del Imperio Otomano se extendían desde Budapest a Bagdad y desde Omán y Túnez a la Meca y Medina, abarcando ciudades tan importantes como Damasco, Alejandría o El Cairo. Los turcos además controlaban la Ruta de la Seda, el Mar Negro y la mitad oriental del Mediterráneo. El sultán gobernaba el imperio desde Constantinopla, donde arquitectos, pintores, calígrafos, joyeros, ceramista y poetas trabajaban a su servicio. Nieto de Suleyman el Magnífico, Murad fue un sultán culto y sibarita, un gran mecenas del arte y en gran parte responsable del importante desarrollo de la pintura turca otomana del siglo XVI e inicios del XVII, considerado el periodo más fecundo en la disciplina. Su reinado también estuvo marcado por las continuas guerras con Irán y los estados cristianos europeos.
El sultán Murad III estaba completamente absorbido por la intensa vida política, cultural y sentimental del harén. Tuvo 103 hijos, de los que sólo 47 le sobrevivieron. En concreto, encargó este tratado de la felicidad especialmente para su hija Fátima. Murad murió en el Palacio Topkapı de Constantinopla en 1595

El Libro de la felicidad contiene detalladas descripciones de las características personales de los nacidos bajo cada uno de los doce signos del zodíaco. Para ilustrar estas descripciones se muestra una serie de pinturas que representan distintas situaciones del ser humano según la conjunción de los planetas, unas tablas de concordancia fisonómicas, otras para la correcta interpretación de los sueños y un enigmático tratado de adivinación con el que cada cual puede pronosticar su suerte.
El manuscrito es un inmejorable testimonio del mundo oriental de la época, poblado de misteriosos personajes con extrañas poses, exóticas vestiduras de vistosos colores, lujosos palacios y mansiones, mezquitas… También abundan animales exóticos como los pavos reales y las serpientes marinas, además de numerosas aves cuyo dibujo estilizado revela una notable influencia de la pintura japonesa. Hay además una sección dedicada a los monstruos, demonios y bestias del imaginario medieval turco.

Murad III, admiraba los manuscritos iluminados y encargó este "tratado de la felicidad" para su hija Fátima.

El Libro de la Felicidad, una obra exquisita mandada hacer por el sultán Murad III, que durante su reinado tuvo especial cuidado en proteger a poetas, astrólogos, astrónomos y todo tipo de artistas. De este mecenazgo surgió este volumen cuyo original se conserva en la Biblioteca Nacional de Francia, a donde lo llevó Napoleón Bonaparte, como tesoro de sus conquistas. En él se hace una descripción de los doce signos del Zodíaco, los pronósticos para las distintas situaciones del ser humano según la conjunción de los planetas, tablas para la correcta interpretación de los sueños y un extenso capítulo sobre adivinación con el que cada cual puede pronosticar su suerte.


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