miércoles, 7 de septiembre de 2011


La vainilla,  el secreto de los totonacas


Vanilla es un género de orquídeas con 110 especies distribuidas mundialmente en las regiones tropicales. La mejor conocida es la especie Vanilla planifolia que produce un fruto del que se obtiene un saborizante, la vainilla. Es una especia del continente americano. Los conquistadores españoles de México, conocieron esta especie en las costas de Veracruz, le pusieron ese nombre porque su fruto se parece a la vaina de una espada pero diminuta, similar a las judías verdes o chauchas.
En cuanto a la Vanilla tahitensis, la vainilla de Tahití, las cualidades agronómicas y aromáticas particulares de este cultivar de Vanilla planifolia la han hecho ser considerada, durante mucho tiempo, como una especie distinta.
Las plantas que producen la vainilla poseen ellas mismas el nombre de vainilla. Son las únicas orquídeas cultivadas por razones que no sean meramente ornamentales.


Para obtener una especia realmente rica en aromas, el cultivo y la preparación de la vainilla necesitan largos y minuciosos cuidados. Eso hace que sea, en proporción al peso, uno de los productos agrícolas más caros del mundo. Se presenta en forma de palos negros y brillantes, comúnmente llamados "vainas" de vainilla. Sin embargo, en botánica, se trata de cápsulas




El mito de la vainilla, antes que llegaran los españoles, era .
Cuentan que Xanath, hija de nobles totonacas, célebre por su belleza, vivía en un palacio cercano al centro ceremonial de Tajín, sede de su pueblo.
Cierto día en que la joven acudió a depositar una ofrenda sobre el plato colocado en el abdomen de Chac-Mool ("Mensajero Divino"), encontró casualmente a Tzarahuín (jilguero), un alegre doncel al que le agradaba silbar, y surgió entre ambos amor a primera vista.
Sin embargo, el romance mostró dificultades para prosperar, porque Tzarahuin era pobre y vivía en una choza humilde rodeada de tierra fértil en que abundaban las anonas, las piñas y las calabazas. A pesar de la diferencia de clases, los enamorados se reunían casi a diario, de manera fugaz, cuando el mancebo llevaba al mercado la cosecha de sus siembras, y en poco tiempo una sincera pasión se apoderó de sus corazones.
Una tarde en que Xanath pasó junto al templo sagrado de los nichos, la sorprendió la mirada penetrante del dios gordo, que se caracterizaba por su vientre abultado, la frente rapada y su triple penacho; y desde entonces el señor de la felicidad se dedicó a cortejarla. La doncella logró esquivarlo en un principio, mas el astuto dios encontró la forma de revelarle sus sentimientos y, al ser rechazado, su alegría habitual se tornó en cólera y amenazó a la joven con desatar la furia de Tajín, si no accedía a sus reclamos amorosos.
La advertencia hizo temblar de miedo a Xanath, pero no traicionó a Tzarahuín.
El astuto dios gordo resolvió entonces ganarse la confianza del padre de la joven para que influyera en el ánimo de Xanath. Lo invitó a su palacio, le reveló secretos divinos y cuando manifestó interés por la linda muchacha, recibió completo apoyo para casarse con ella.
Xanath hubo de soportar un mayor acoso del testarudo dios y su padre la obligó a aceptar una nueva cita, que resultaría fatal, pues luego de haber dado otra negativa al señor de la felicidad, éste, irritado, lanzó un conjuro sobre la doncella y la transformó en una planta débil de flores blancas y exquisito aroma: la vainilla.
Y si bien el dios creyó vengarse, lo cierto es que mientras de él existen sólo vagos recuerdos, en cambio, tenemos muy presente en nuestros días a la planta orquidácea cuya esencia es muy apreciada en la cocina y la pastelería de muchas partes del mundo.


En la mayoría de las lenguas, se designa a la vainilla por nombres fonéticamente parecidos: vanilla en inglés, wanilia en polaco, vanilj en sueco, vanille en francés. Etimológicamente, el nombre correspondiente a los otros idiomas viene del español vainilla. Éste a su vez deriva de la palabra latina vagina y quiere ser un diminutivo de vaina o cáscara



La vainilla era ya muy apreciada en la Mesoamérica Precolombina (especialmente en México) y fue introducida en Europa por los conquistadores españoles, extendiéndose al resto del mundo con posterioridad.

La historia de la vainilla está asociada a la del chocolate. Su origen es mexicano. Los aztecas ,y antes los mayas, enriquecían con vainilla una bebida espesa hecha a base de cacao. Esta bebida estaba destinada a los nobles y a los guerreros, y era conocida con el nombre de xocoatl. Sin embargo, ni el cacao ni la vainilla los cultivaban ellos mismos debido a que el clima no era el adecuado. Estos pequeños lujos se conseguían a través del comercio con regiones vecinas. Además, sus conocimientos botánicos sobre la planta que producía la vanilla eran limitados, porque la designaron como ixtlilxochitl, que significa « flor negra».


Son los totonacas, que ocupaban las regiones costeras del golfo de México alrededor de las actuales ciudades de Veracruz y Papantla, quienes producían la vainilla y se la facilitaban al imperio azteca. Su capacidad productora y exportadora continuó hasta mediados del siglo XIX, momento en el que los cultivadores franceses en México aprendieron la forma de inseminar artificialmente las flores, a partir de los conocimientos del pueblo totonaca.
Según la leyenda totonaca, la planta de la vainilla nació de la sangre de la princesa Tzacopontziza («Estrella de la Mañana») en el lugar donde ella y el príncipe Zkatan-Oxga («Venado Joven»), que la había secuestrado por amor, fueron capturados y decapitados por los sacerdotes de Tonoacayohua, diosa de las cosechas. El príncipe se reencarnó en un vigoroso arbusto y la princesa se convirtió en una delicada liana de orquídea que abrazaba dulcemente a su amante. Desde entonces, y aún hoy también, los totonacas llaman a la vainilla caxixanath, que significa «flor cazada», sumixanat, o de manera más breve, xanat.


Algunos expertos consideran la vainilla totonaca como la de mejor calidad en todo el mundo, especialmente la de Papantla. Y a menudo se comercializa en tiendas de alimentación especializadas con la etiqueta "Vainilla mexicana", aunque México también produce vainilla de calidad inferior que suele compartir esta denominación.
Los españoles descubrieron la vainilla a principios del siglo XVI al conquistar el continente americano.

 Nada hace pensar en que esta especia hubiese llamado la atención de las primeras expediciones continentales en su paso por América Central incluidas las de Alonso de Ojeda y de Diego de Nicuesa en 1509 o la de Núñez de Balboa por Panamá en 1513, porque no se ha encontrado ningún registro sobre este tema que pudiese reflejarlo. Todo hace pensar, por el contrario, que el descubrimiento decisivo de la vainilla está relacionado con la llegada de los españoles a Tenochtitlan, el actual México, y con el encuentro, en 1519, de Hernán Cortés con el emperador azteca Moctezuma II, del cual Sahagún describe sus costumbres, y en particular el uso de la vainilla para aromatizar su chocolate. La primera referencia escrita conocida sobre la vainilla, así como la primera ilustración, aparecen en el Códice Badiano, escrito en náhuatl por Martín de la Cruz y traducido al latín por Juan Badiano en 1552.Asimismo, esta referencia es la primera que apareció sobre una orquídea del Nuevo Mundo

El comercio internacional de la vainilla no despegó hasta el siglo XVII, momento en que la especia fue presentada a la reina Isabel de Inglaterra por su farmacéutico, Hugo Morgan. Éste, pidió una muestra a Charles de L'Ecluse, también llamado Carolus Clusius, porque había publicado en 1605, por primera vez en Europa, una descripción de la vaina llamándola Lobus oblongus aromaticus, es decir, «alargada cáscara aromática».
Durante más de dos siglos, del XVII al XVIII, México, y concretamente la región de Veracruz, mantuvo el monopolio de vainilla. Y las totonacas continuaron siendo los principales productores mundiales hasta mediados del siglo XIX.
Todos los intentos de reproducir esta orquídea fuera de su hábitat originario resultaron un fracaso. De hecho, no se supo hasta el siglo XIX que las abejas indígenas desempeñaban un papel indispensable en la fecundación, y por lo tanto, en la producción del fruto de la vainilla.
Al llegar a Europa, la vainilla supuso una auténtica revolución. Donde más fue apreciada, fue en la corte de Francia. Por esto, Luis XIV decidió intentar introducir la planta en la Île Bourbon, o como actualmente se llama, isla de La Reunión. Sin embargo, los diversos intentos realizados durante su reinado fracasaron.

El Códice Badiano —conocido también como Códice De la Cruz-Badiano, o por su título en latín Libellus de medicinalibus indorum herbis (Libro de las hierbas medicinales de los indios)— es un escrito sobre la herbolaria mexica, escrito originalmente en náhuatl por el xochimilca Martín de la Cruz —alumno del Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco— hacia 1552. El original en náhuatl ha desaparecido. Posteriormente fue traducido al latín por Juan Badiano, también xochimilca y estudiante del Colegio de la Santa Cruz. Otro nombre con que se conoce este códice es 'Barberini, debido a que Francesco Barberini lo poseía durante los primeros años del siglo XVII.

Este libro, con material gráfico muy desarrollado, apareció en 1925 en la Biblioteca del Vaticano, después de siglos de aparente pérdida.
El libro sobre herbolaria medicinal mexicana de Martín de la Cruz es un importante legado para botánica y la medicina tradicionales. Todavía en años recientes, su estudio permitió al grupo del doctor José Luis Mateos, en el Instituto Mexicano del Seguro Social, encontrar el principio activo del cihuapahtli o zoapatle. De la Cruz cita que este vegetal se empleaba para facilitar el parto. Las investigaciones ratificaron que el zoapatle contiene un poderoso ocitósico (provoca la contracción del útero). Toda la sabiduría contenida en este libro fue heredada por los químicos orgánicos mexicanos de este siglo, que han sobresalido en el terreno internacional con sus investigaciones sobre productos naturales.
Los totonacas eran un pueblo indígena mesoamericano de la zona de Veracruz en México. Formaban una confederación de ciudades; pero hacia principios del Siglo XVI se encontraban bajo el dominio de los mexicas. Su economía era agrícola y comercial y tuvieron grandes centros urbanos


La cultura Totonaca (hay quien traduce la palabra totonaco, como "tres corazones", en referencia a los tres centros que animan esta cultura) destaca por la cerámica muy variada, la escultura en piedra, la arquitectura monumental y avanzada concepción urbanística de las ciudades.
En 1519 tuvo lugar una reunión entre 30 pueblos totonacas en la Ciudad de Cempoala. Ello sellaría para siempre su futuro y el de todas las naciones mesoamericanas. Se trata de la alianza que estableció con el conquistador español Hernán Cortés para marchar juntos a la conquista de Tenochtitlan. Los totonacas voluntariamente aportaron 13 000 guerreros a la empresa de Cortés, que por su parte, se hacía acompañar de unos 500 españoles. El razonamiento de los totonacas fue que los españoles los liberarían del yugo mexica, pero una vez lograda la derrota del imperio mexica, los totonacas, incluidos los de Cempoala, fueron sometidos al Imperio español, y a continuación evangelizados y en parte aculturizados por las autoridades virreinales primero y mexicanas después.


Fueron convertidos en siervos de los conquistadores españoles bajo el sistema de encomiendas, convirtiéndose en siervos de los colonos españoles y caciques indígenas, particularmente en el naciente cultivo de caña de azúcar, durante la gobernación de Nuño de Guzmán.Poco tiempo después, Cempoala fue deshabitada y su cultura extinguida y olvidada. La cultura totonaca volvió a ser descubierta a fines del siglo XIX por el arqueólogo e historiador mexicano Francisco del Paso y Troncoso.
Los totonacas se desarrollaron en la parte central de Veracruz y hacia el clásico tardío, su área ocupacional llegaba al sur hasta la cuenca del río Papaloapan, al oeste a los municipios de Acatlán estado de Oaxaca, Chalchicomula estado de Puebla, el Valle de Perote, las sierras de Puebla y de Papantla y las tierras bajas del río Cazones. Lo más relevante de la cultura totonaca se alcanzó durante el clásico tardío cuando construyeron centros ceremoniales como El Tajín, Yohualichán, Nepatecuhtlán, Las Higueras, Nopiloa y el Zapotal. Esta zona es conocida como el totonacapan, el sufijo nahuatl -pan (sobre) refiere "lugar" o "tierra".
Son admirables los adelantos y perfección de formas alcanzadas en la elaboración de yugos, palmas, hachas, serpientes cobra, caritas sonrientes y las esculturas monumentales de barro. Al parecer, los totonacas formaron parte del imperio de Tula y a partir de 1450 fueron conquistados por los nahoas de la Triple Alianza y se unieron a las tropas



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