jueves, 1 de septiembre de 2011

Re di Maggio, Humberto II de Italia


Re di Maggio, Humberto II de Italia

Humberto II de Italia, en italiano Umberto II (Racconigi, 15 de septiembre de 1904 – Ginebra, 1983), fue el último rey de Reino de Italia tras la abdicación de su padre Víctor Manuel III, por un período de 33 días, lo que le llevó a ser conocido como el «Rey de Mayo» (Re di Maggio).


A raíz de la liberación de Roma por los aliados en 1944 se convirtió en «Lugarteniente del Reino de Italia» asumiendo las funciones de jefe de Estado por la situación comprometida en la que se encontraba su padre, dado su papel en el asalto al poder por parte de Benito Mussolini. Finalmente, Víctor Manuel III tuvo que abdicar en favor de su hijo Humberto el 9 de mayo de 1946. Renunció el título de rey de Albania, reclamado por su padre después de la invasión italiana de este país, pidiendo perdón personalmente al rey Zog I por la usurpación de su trono.

Humberto II sólo pudo reinar durante 33 días, hasta el 12 de junio, ya que tuvo que aceptar los resultados del plebiscito celebrado el 2 de junio de 1946 en el que, oficialmente por dos millones de votos, pero bajo sospecha por parte de sectores monárquicos de manipulación del resultado, los italianos optaron por la República como forma de estado. El Vaticano estaba tan convencido del resultado fraudulento de la consulta que se negó a recibir a los presidentes de la República Italiana durante más de quince años.
Humberto de Saboya partió hacia el exilio y fijó su residencia habitual en Cascais, Portugal. Años después, se estableció en Ginebra, Suiza, desde donde solicitó una y otra vez al gobierno italiano que le permitiera regresar a Italia por razones humanitarias. Para ello contó con el apoyo solidario del Rey de España, Juan Carlos I, precisamente nacido en Roma. Sin embargo, para que ello fuera posible, se necesitaba una reforma de la constitución de la República, lo que tenía la tenaz oposición, entre otras fuerzas, de la bancada comunista.

Humberto II murió en Suiza en marzo de 1983 sin ver cumplido su deseo de pisar suelo patrio. Fue sepultado en la Abadía de Sainte-Marie-d'Hautecombe, en la Saboya francesa. Su testamento incluía la donación al Papa del Santo Sudario de Turín y la petición de ser enterrado con el sello real de los Saboya, petición que se tomó como un signo inequívoco de que consideraba que con él quedaba caducada la dinastía de los monarcas de Italia.


Víctor Manuel III (Nápoles, Italia, 11 de noviembre de 1869 – Alejandría, Egipto, 28 de diciembre de 1947) fue Rey de Italia (29 de julio de 1900 – 9 de mayo de 1946). Su nombre completo era Vittorio Emanuele Ferdinando Gennaro Maria di Savoia-Carignano. Fue nombrado miembro de la Insigne Orden del Toisón de Oro el 2 de diciembre de 1878. Su título al nacer era de Príncipe de Nápoles

Sucedió a su padre, Humberto I, en 1900 cuando éste murió asesinado en Monza. Recibió, como era frecuente en los príncipes de su época, formación militar (debido a su baja estatura, 1'53m., hubo que cambiar la legislación castrense a este respecto) y mostró especial interés por los asuntos de la milicia. Durante su reinado Italia, como el resto de las potencias europeas, trato de conformar un imperio colonial y aumentar su territorio nacional lo que llevó al país a verse envuelto en varios conflictos: en un primer momento mantuvo la Guerra Ítalo-Turca en 1911–1912, luego participó en la Primera Guerra Mundial (1915–1918) en el bando aliado, más tarde en la Guerra de Etiopía (1935–1936) y también en la Guerra Civil española en apoyo del bando franquista liderado por Francisco Franco (1936–1939).

El 1929 concluyó con el papa Pío XI los llamados Pactos de Letrán, por los que se creaba el estado soberano de la Ciudad del Vaticano y se cerraba el conflicto abierto en 1870 con la toma de Roma por parte de las tropas del nuevo reino de Italia.
Víctor Manuel III fue proclamado emperador de Etiopía (1936–1941) y rey de Albania (1939–1943), ambas ocupadas por Italia, pero sólo fue reconocido como tal por los aliados del fascismo italiano. Precisamente debido a la conquista de Etiopía, Italia fue objeto de sanciones por parte de la Sociedad de Naciones y en un gesto de desdén se autoexcluyó de la misma.




Durante las dos primeras décadas de su reinado, Víctor Manuel III actuó dentro de los límites marcados por la Constitución y no interfirió en la acción de los sucesivos gobiernos. Pero en 1922 ante la presión ejercida sobre el gobierno por la Marcha sobre Roma que habían organizado los fascistas liderados por Benito Mussolini, el monarca no aceptó declarar el estado de sitio que había solicitado el primer ministro Luigi Facta y, el 30 de octubre, aceptó el nombramiento de Mussolini como primer ministro, vulnerando sus atribuciones constitucionales. Con Mussolini en el poder, el monarca ni se opuso ni tan sólo opinó sobre el desmantelamiento del sistema constitucional y la imposición del régimen totalitario fascista en 1925. Víctor Manuel III tampoco se interpuso cuando Mussolini acabó con la oposición democrática y liberal y no mostró reparos a la entrada de Italia junto a la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial (1939–1945)

Mussolini impidió cualquier margen de maniobra al monarca que se mantuvo como Jefe del Estado con funciones representativas. Víctor Manuel III no trató de impedir ni mostró reserva alguna con los crímenes del fascismo. Cuando se comprobó que la victoria de los aliados sería segura y los líderes fascistas depusieron al Duce, Víctor Manuel encargó al mariscal Pietro Badoglio la formación de un gobierno que puso a Italia en el bando de los aliados en (1943) y acabó con el régimen de Benito Mussolini. La corte abandonó Roma, ocupada por las tropas alemanas, y trasladó la capital a Bari.



La pérdida de prestigio de la Monarquía por el papel de Víctor Manuel durante la dictadura de Benito Mussolini provocó que, en el referéndum celebrado el 2 de junio de 1946, los italianos optaran mayoritariamente por la República, aunque el resultado de la consulta fuera sospechoso de fraude y que nunca haya sido aclarado del todo.
Siendo consciente del rechazo que provocaba entre la población italiana, Víctor Manuel III trató de salvaguardar la continuidad de la Casa de Saboya abdicando, el 9 de mayo de 1946, a favor de su hijo y heredero Humberto II, que había asumido las funciones de jefe del Estado desde 1944 como «lugarteniente del Reino de Italia». Tras su abdicación, Víctor Manuel de Saboya partió al exilio bajo el nombre de Conte di Pollenzo y murió un año después en Alejandría, Egipto, en cuya iglesia de Santa Catalina fue y continúa sepultado.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Italia se encuentra en condiciones gravísimas: los bombardeos y el paso de los tanques dejaron ciudades en ruinas, fábricas y líneas férreas destruidas, campos devastados, la flota mercantil hundida. Hubo desocupación, falta de víveres, de casas, de puentes y de calles, también la unidad del Estado parecía estar en peligro.

Se decide realizar un plebiscito para escoger entre República o Monarquía y el 2 de junio de 1946, 25 millones de italianos acudieron a las urnas (por primera vez votaron las mujeres). El resultado fue de 12.717.923 votos a favor de la República (54,3%) y 10.719.284 a favor de la Monarquía. El 13 de junio, Humberto II, llamado "Rey de Mayo" (reinó 10 de mayo al 13 de junio de 1946), parte al exilio: la XIII disposición transitoria de la nueva Constitución prohibió el ejercicio de los derechos políticos a los miembros y sus descendientes de la Casa de Saboya y el ingreso a Italia a los descendientes hombres de la familia real.


Los Saboya pudieron regresar a Italia sólo el 15 de marzo del año 2003, después de 57 años de exilio.
El 2 de junio de 1946 se desarrolló en Italia un referéndum institucional que puso fin a la Monarquía. Los italianos eligieron como forma de gobierno la República y además votaron para elegir los 556 diputados de la Asamblea Constituyente que redactaría la nueva Constitución. Instalado la nueva republica italiana,


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