viernes, 21 de octubre de 2011

La piedra de Palermo uno de los primeros manuscritos de la historia


La piedra de Palermo uno de los primeros manuscritos de la historia 



Un manuscrito (del latín "manu scriptus", que significa escrito a mano) se trata de un documento que contiene información escrita a mano sobre un soporte flexible y manejable (por ejemplo: el papiro, el pergamino o el papel), con materias como la tinta de una pluma, de un bolígrafo o simplemente el grafito de un lápiz. El manuscrito no tiene que ser necesariamente antiguo; una carta es un ejemplo de manuscrito moderno. Generalmente, con ese nombre se hace referencia a escritos realizados por la mano de escritores importantes en cualquier campo del saber.

Se denomina inscripción al texto que se graba en piedra, metal u otro material duro.

La Historia de los manuscritos es muy antigua siendo parte fundamental de las grandes culturas. Su misión era transmitir conocimientos, relatos o creencias a sus coetáneos, a las siguientes generaciones o a otras culturas. Los escribas del Antiguo Egipto son uno de los más antiguos creadores de manuscritos. El fragmento más antiguo de papiro se descubrió en la tumba de Hemaka, alto oficial del faraón Den (c. 2914-2867 a. C.), en la necrópolis de Saqqara, aunque no han perdurado los posibles signos jeroglíficos escritos en él.

Saqqara es el emplazamiento de la necrópolis principal de la ciudad de Menfis, en la ribera occidental del Nilo, situada a unos treinta kilómetros de El Cairo y 17 de la ciudad de Guiza. Estuvo en uso desde la dinastía I (ca. 3050 a. C.) hasta época cristiana (ca. 540).

Den, o Udimu, fue el quinto faraón de la dinastía I de Egipto de c. 2914-2867 a. C. (von Beckerath)
Manetón le denomina Usafais, según Julio Africano y Eusebio de Cesarea y le atribuyen 20 años de reinado. Aunque Kaplony cree que pudo llegar hasta 45 años.
Alli se encontro

La Piedra de Palermo es el mayor fragmento de una losa de piedra negra (diorita) que tiene grabados un conjunto de acontecimientos desde la época predinástica hasta la dinastía V de Egipto, tales como ceremonias, censos de ganado, nivel anual de la crecida del Nilo, y el nombre de los faraones. Debe su nombre a la ciudad de Palermo, (Italia), ya que está custodiada en el Museo Arqueológico de Palermo.
la Piedra de Palermo, un registro anual de los reyes de Egipto hasta la V Dinastía, momento en que fue elaborada.
Menciona una serie de faraones predinásticos con la corona roja del Bajo Egipto, a la que sigue otra con faraones tocados con la doble corona del Egipto unificado. De los faraones anteriores a la primera dinastía sólo se conserva el nombre. A partir de la Dinastía I la Piedra de Palermo proporciona una crónica anual de los reinados.
Esta información coincide sustancialmente con otras dos fuentes que nos hablan de la época:
El papiro de Turín y la Lista de Maneton.

Los egiptólogos han manejado diversas teorías respecto a su interpretación, que vamos a citar sucintamente a continuación:
Kurt Heinrich Sethe defendió que en un principio apareció un reino en el Delta que habría unificado todo Egipto. El registro arqueológico (a excepción de la Piedra de Palermo) no avala esta tesis, pues la cultura Guerzeense, seguidora de las tradiciones del Alto Egipto, es la que acaba imponiéndose a lo largo de todo el Nilo.
Este problema es salvado por algunos egiptólogos defendiendo dos fases: una primera conquista por parte de los reinos del Bajo y una posterior independencia y reunificación por parte de los reinos del Alto.

Otros egiptólogos han visto en estos primeros reyes a figuras míticas sin existencia real. Esto les ha llevado a considerar que el Nilo estaba dividido en una serie de pequeños reinos, muy similares a lo que serían os Nomos (Provincias) de época histórica. Estos se unificaron en dos grandes reinos: Alto y Bajo Egipto. Finalmente el Alto conquistó al Bajo, atribuyendo este hecho al rey Escorpión o a su sucesor Narmer. Uno de los defensores de esta tesis fue Iorwerth Eiddon Stephen Edwards (conocido como I.E.S. Edwards).

Henri Frankfort pone en duda la realidad del reino del Bajo Egipto. En su opinión nunca llegó a haber un reino unificado. El paralelismo permanente entre el Bajo y el Alto Egipto, en toda la iconografía del Antiguo Egipto, es demasiado consistente para ser real. Lo interpreta como parte de la visión mítica egipcia que interpreta la realidad como un todo formado por opuestos.


Martin Kaiser defiende sin embargo la existencia de un Egipto Unificado con anterioridad a la existencia de Narmer. Se apoya en la difusión de la cultura Guerzeense a lo largo de todo el valle del Nilo, desde Asuán hasta las desembocaduras del Delta. Esto no hizo desaparecer las tradiciones culturales del Delta, conviviendo muy próximos los asentamientos Guerzeenses con la cultura de Maadi. Tras la unificación política se produce la unificación cultural, en la que, si bien predominan los elementos del Alto, no hay que despreciar la aportación cultural del Bajo. Esto explicaría que cuando se inicia la Dinastía I (inicio del Protodinástico) el grado de unificación cultural en Egipto era ya muy elevado.

El Canon Real de Turín, también conocido como Canon de Turín o Lista de Reyes de Turín, es un papiro con textos en escritura hierática, custodiado en el Museo Egipcio de Turín, al que debe su nombre.
El texto se fechó en la época de Ramsés II (aunque pudiera estar escrito posteriormente) y menciona los nombres de los faraones que reinaron en Egipto, precedidos por los dioses que gobernaron antes de la época Faraónica. A diferencia de otras listas, no se ha hecho para celebrar un faraón en comparación a otros, por lo que contiene los nombres de todos los gobernantes, incluso los considerados menores y los usurpadores.
No sabemos qué fuentes utilizó el escriba para organizar la lista, si la copió simplemente de un papiro ya existente o la compuso teniendo acceso a los archivos de los templos, compilando la lista utilizando antiguas notas de impuestos, decretos y documentos; la primera posibilidad parece la más probable e implicaría que la Lista Real de Turín es realmente un documento de extraordinario valor histórico.

Manetón fue un sacerdote e historiador egipcio de expresión griega. Nació en Sebennitos (actualmente Samannud) en el siglo III a. C.
Manetón vivió durante el reinado de Ptolomeo I y Ptolomeo II. Compuso la Aigyptíaka (‘Historia de Egipto), en la que organizó la cronología de su larga historia en forma de dinastías desde los tiempos míticos hasta la conquista de Alejandro Magno. Esta división ha sido generalmente aceptada por la Egiptología moderna. La obra se ha conservado a través de las citas de otros escritores antiguos como Flavio Josefo (siglo I), Sexto Julio Africano (siglo III) y Sincelo (Siglo VIII o IX). No hay fuentes que indiquen las fechas del nacimiento y muerte de Manetón, pero su obra se asocia frecuentemente a los reinados de Ptolomeo I Sóter(323-283 a. C.) y Ptolomeo II Filadelfo (285-246 a. C.). En el Papiro Hibeh, datado en 240 o 241 a. C., se menciona a un Manetón y, si se trata del mismo personaje, habría vivido también durante el reinado de Ptolomeo III Evergetes (246-222 a. C.)

Manetón fue probablemente un sacerdote del dios sol Ra en Heliópolis (Sincelo asegura que era el sumo sacerdote) y se le consideraba también una autoridad en el culto de Serapis, una derivación greco-macedónica del culto egipcio de Osiris-Apis iniciada con la conquista de Alejandro Magno. Uno de los dos primeros Ptolomeos importó una estatua del dios entre 286 y 278 a. c. proyecto supervisado por Timoteo de Atenas (autoridad en Démeter en Eleusis) y Manetón.
Manetón utilizó las Listas Reales egipcias para estructurar su Historia. Existían precedentes de esta disposición en Egipto y algunos se han preservado hasta hoy. Josefo afirma que utilizó una "tradición oral anónima" y "mitos y leyendas", lo cual es perfectamente plausible para la época. En algunos casos, Manetón intentó sincronizar la historia egipcia con la griega, como cuando hace corresponder a Memnón con Amenofi III (Amenhotep III) y a Armesis (Horemheb) con Danao. Se supone por tanto que estaba familiarizado con el Ciclo Épico Griego y con la historia de Argos; es más, se ha sugerido que éstas son interpolaciones posteriores. En cualquier caso, Manetón utilizaba una koiné fluida.

Estas tres fuentes encajan correctamente,  y demuestran la sucesión de los distintos faraones

Fuentes:

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